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El siglo XX en Colombia, cuando la realidad supera la ficción, la ficción supera la realidad.

  • la escribidora
  • 8 nov 2021
  • 4 Min. de lectura

Fernando Botero, Masacre en Colombia, 2000,Óleo sobre tela


Si hay un periodo histórico que ha marcado la mente de los colombianos ha sido la época acaecida durante el siglo XX, debido a que la violencia era el pan diario que no faltaba en nuestro país. Los múltiples intentos de parte de diferentes sectores por lograr la paz terminaron siendo la raíz de la que germinarían males tan devastadores como el paramilitarismo, el narcotráfico y la consolidación de la corrupción el gobierno. Por supuesto, estas dinámicas sociales impactaron en todos los sectores colombianos. “En el contexto modernizador del siglo xx, los campesinos, los obreros y las mujeres emergieron con conciencia de sus identidades colectivas y llegaron a platear propuestas audaces de incorporación a la vida ciudadana” (Murillo, 2006, p. 237). El arte y las letras se vieron especialmente permeadas por la crisis que ocasionaron las guerras internas y las luchas de poderes. De esta forma, la literatura se convirtió no solo en la representación de la realidad del momento, sino en el medio contestatario a la crisis política y de valores que se vivía. Así pues, a través de sus obras, los escritores nos dejaron aquellas experiencias que marcaron al país y que nos permite rastrear y conocer nuestra historia y como esta ha impactado hasta nuestros días.



Este momento histórico representó para Colombia el surgimiento de grandes figuras en la literatura que pretendían representar las disputas que se daban en el marco de la guerra bipartidista “En un ambiente cultural cerrado y estrecho, dominado por las visiones de la iglesia católica y el terror anticomunista, resulto difícil el oficio intelectual referente a la libertad de la crítica y la expresión artística, independientes de la política” (Murillo, 2006, p.303). Estas expresiones sociales buscaban abordar los problemas que se sufrían en el país, de ahí que las obras literarias narraran decadentes historias. Una de las más reconocidas plasmada en La Vorágine, en donde se cuenta la barbarie que se vivió en unas de las regiones más olvidadas del país, los llanos y el Amazonas. La novela denuncia la explotación social que se vivió por “la fiebre del caucho” en Colombia que desencadenó torturas y esclavitud. El estilo de la obra revela las influencias románticas que relacionan al hombre con los paisajes de la región. También, revela su carácter moderno especialmente por el desarrollo psicológico que se da en los personajes y su inconformidad con la sociedad. Por lo cual es considerada como la novela que impulsó el modernismo en Colombia.




Mientras la novela y el cuento centran su mirada en los conflictos de la sociedad urbana, en la poesía surgen movimientos como Piedra y Cielo, quienes, bajo la influencia de Juan Ramón Jiménez, apostaban por temas como el amor, la infancia y el encanto de la existencia. Por otra parte, una de las obras que cimentó la literatura colombiana del siglo XX fue la de Aurelio Arturo, quien con su obra poética Morada al sur representa la nostalgia de la infancia, la magnificencia de los valles del sur colombiano y la naturaleza, alejada de las urbes, en donde primaba la modernización. De ahí que se generara el fenómeno migratorio hacia las grandes ciudades. La poesía de Aurelio Arturo acompaña su musicalidad con un lenguaje que logra conmover los sentidos a través de la sinestesia en sus versos.



Como se mencionaba anteriormente, la narrativa, por su parte, enfocaba su mirada al fenómeno de la violencia en Colombia. A través de una renovación estética, el uso de recursos cinematográficos, y saltos en el orden cronológico, Álvaro Cepeda Zamudio reconstruye La Masacre de las bananeras, que, retomando lo dicho antes, exponía el terror que vivieron los trabajadores de la compañía United Fruit Company cuya actividad principal era el cultivo de plátano. Tras las precarias condiciones de trabajo que ofrecía la compañía, se generaron protestas que llevaron al ejército a cometer actos barbáricos con autorización del gobierno. Sin embargo, hasta la fecha, no se tiene claridad de lo sucedido. De ahí la importancia de esta obra, en la que Cepeda Zamudio, a través de una estética vanguardista logra exponer desde diferentes puntos de vista el mismo suceso.



Desde luego, se puede decir que los males sociales surgen de lo que se considera la célula de la sociedad, la familia. De ahí emergen las dinámicas sociales que luego se convierten en el detonante de una imparable violencia. Situación que se ve reflejada en la obra de Evelio Rosero, quien a través de su novela Mateo Solo, expresa cómo el abandono y una mente ensombrecida crea una historia plagada por la angustia. La historia de un niño de diez años abandonado y violentado que vive con su hermana en casa de una tía, incapaz de mantenerlos, esquematiza la crueldad que puede encarnar un ser humano y como la parte oscura del ser puede ser desencadenada por nuestros mismos seres amados. El odio que circundaba la Colombia de esta época hacía que muchos optaran por ser ese niño, Mateo, que prefería evadir esa realidad que se le escapaba de las manos, un niño que siempre sentía frío y miedo dentro de su propio hogar. Haciendo una analogía con nuestro país, en donde los grupos guerrilleros exponían sus deseos de defender los derechos del pueblo, lo hacían a través de actos que atentaban contra el mismo.



En conclusión, al hacer un breve recorrido por estos autores se puede decir que la literatura colombiana representa un material importante en la historia del país y en la construcción de nuestra propia cultura. Además, nos lleva a entender la importancia del arte y las letras en una nación en la que muchos deben vivir en un sesgo que se puede romper explorando a quienes pusieron sus esfuerzos en fijar su mirada en los problemas de nuestra sociedad, para no seguir como Mateo, mirando por la ventana e imaginando para evadir la realidad.


 
 
 

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