La crónica: género que habla por los que callan. Por: Cristian Guerrero
- la escribidora
- 29 ago 2020
- 5 Min. de lectura
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
No figuran en la historia universal, sino en la crónica
Roja de la prensa local
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata
(Eduardo Galeano, 1940)

Hour of Death, 1903 Alfred Kubin
En la actualidad los medios de comunicación masivos poseen un control social inmenso. Estos son capaces de generar opinión y hacen que cada persona diariamente se vea bombardeada de información que no es relevante para la transformación social. Hoy en día: “La función de los medios como es: entretener, educar e informar ha dejado de tener sentido, para ubicarse más en el ámbito del entretenimiento” (Centeno, 2014, p.121) Es decir, el papel original que debían desempeñar ha quedado atrás, ya que se reduce el espacio educativo y generador de consciencia social. Es tanto el poder de estos medios, que son capaces de poner en el foco de atención aquellos hechos que consideran relevantes mostrar y que además solo responden a intereses políticos y económicos.
Recordemos que solo hasta el siglo XVIII en Colombia se pudo establecer la primera imprenta en Cartagena, pero su función era precisamente publicar edictos de prohibición de varias novelas europeas. Años más tarde se funda El Papel Periódico de la Ciudad de Santa Fe de Bogotá, el cual es considerado como el primer periódico del país: “Este pudo ser el primer intento de construcción de una identidad nacional a través de la difusión de la ciencia y la literatura, germen de los impulsos independentistas” (Guerrero, 2015, p.16). La crónica en un principio se dedicaba solo a registrar las aventuras de los colonos españoles y sus intercambios culturales en América, pero hoy ha tenido un renacer ante la censura mediática que los medios masivos han impuesto. La crónica reaparece como un género que muestra la realidad que ha sido sometida a la censura. Este género es la voz de los pueblos y personas marginadas y olvidadas.
Los medios masivos se han dedicado más a entretener y a generar hábitos de consumismo obsesivo que a informar los problemas del ciudadano del común: “ En los periódicos nacionales, noticieros y programas de debate televisivos podemos decir que existe más entretenimiento, diversión y publicidad que debates serios con respecto a temas cruciales sobre el desarrollo” ( Centeno,2014, p. 123) Un ejemplo de ello, son la poca importancia que dan estos hacia temas como; la violencia contra la mujer, la contaminación ambiental, la hambruna, entre otros problemas, que aunque son conocidos no son el centro de atención. En nuestra sociedad es más importante saber cómo se llamará el próximo hijo de un famoso de la farándula o cuál va a ser el último celular del mercado. Jaramillo citando a Caparrós señala que la información de los grandes medios de comunicación consiste en decirle a muchísima gente: “qué le pasa a muy poca: la que tiene poder (…) La información postula (impone) una idea del mundo: un modelo de mundo en el que importan esos pocos”. (2013, p.27).
Los encabezados de periódicos amarillistas cómo el Q’hubo, venden la tragedia del día con llamativos encabezados. Estas noticias giran en torno a homicidios, violaciones o robos perpetuados por personas de bajos recursos. En esta medida, la única forma de que alguien sin poder sea la noticia del día, es aparecer en las primeras páginas de la prensa roja: “Lo que resulta paradójico, es que al ser presentados (…) se sienten de algún modo “importantes”, son protagonistas, son tomados en cuenta”. (Centeno,2014, p. 124)
La crónica revela la vida de personajes marginados, olvidados por la sociedad. Encierra una visión subjetiva del mundo tomando como materia prima la realidad. Esta es contada haciendo uso de recursos de distintos géneros de la literatura. Pero recordemos que todo lo contiene es verdad, una realidad contada desde la experiencia y un reconstruir meticulosos del cronista: “La crónica se rebela contra eso cuando intenta mostrar, en sus historias, las vidas de todos, de cualquiera: lo que les pasa a los que también podrían ser sus lectores”. (Caparrós, p.28 ) La crónica nos hace reflexionar respecto a un tema real, nos hace ponernos en la situación que relata.
La noticia diaria solo informa arrojando datos y cifras e “intenta” no estar cargada de subjetividad, lo cual es imposible. Este tipo de noticias quieren convencer a sus lectores que lo que presentan es una verdad y no una múltiple mirada a un hecho. Quieren hacer creer que la noticia fue escrita por una máquina. Leila Guerreiro señala que la crónica es una forma de arte y no de pegotes amasados sin entusiasmo para llenar dos columnas de diario de ayer. Estas crónicas toman del cine, de la música, del cómic o de la literatura todo lo que necesitan para lograr su eficacia. El tono, el ritmo, la tensión argumental, el uso del lenguaje (…) porque lo único que la crónica no debe hacer es poner allí lo que allí no está” ( Guerreiro, 2009, p. 373)
Un ejemplo del impacto y su facultad para mostrar la realidad, es la crónica El pueblo que sobrevivió a una masacre amenizada con gaitas escrita por Salcedo Ramos. El cronista viaja al pueblo el Salado en el municipio el Carmen del Bolívar y entrevista a los sobrevivientes de una de las peores masacres perpetuadas por grupos terroristas en Colombia. En cinco días al ritmo de las gaitas y las tamboras los terroristas asesinaron a más de 60 personas. La masacre dejó un pueblo desolado y bañado en sangre.
La única forma que tiene el cronista para plasmar un desastre de esta magnitud es entrevistando a las personas que lo sufrieron. Salcedo Ramos colocó en la palestra esta tragedia que todavía hoy en día es poco recordada. Monsiváis citado por Jaramillo afirma que la intención de la crónica es :”darle voz a los que no la tienen: los pobres, los indígenas, las mujeres discriminadas, los jóvenes desempleados, los trabajadores migratorios, los presos, los burócratas menores, los campesinos” (2013, p.29) El cronista al denunciar hechos desconocidos por la opinión pública, propicia que este tipo de genocidios no quede en el olvido y además causa que se abran algún tipo de investigación judicial.
En últimas la crónica se revela, nace y empaña el foco “objetivo” y censurador de los medios masivos. Este género es la voz de los marginados, de las personas desconocidas por todos. La crónica es un trabajo que demanda sensibilidad, valor y sobre todo pasión para revivir un hecho condenado al olvido. Este género despierta una curiosa empatía hacia seres que desconocemos porque sabemos que podemos ser nosotros mismos.
Referencias bibliográficas
Centeno, R. (2014). Discursos públicos y construcción de ciudadanía: ¿poder de los medios de comunicación? Orbis. Revista Científica Ciencias Humanas, Mayo-Agosto, 120-133. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=70930408007
Guerrero, M. (2015) Derecho a comunicar y periodismo en Colombia. Publicado en: Instituto de Estudios en Comunicación y Cultura. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia
Guerriero, L. (2009). “Tan fantástico como la ficción”. En: Frutos extraños. Bogotá: Aguilar.
Jaramillo, D (2013) Antología de crónica latinoamericana actual. España: editorial Alfaguara.
Salcedo, R (2013) El pueblo que sobrevivió a una masacre amenizada con gaitas en libro la eterna parranda. Editorial De bolsillo.
Real Academia Española. (2014). Diccionario de la lengua española (23.a ed.). Madrid, España: ASALE.
Escrito por: Cristian Guerrero. Estudiante de Licenciatura en Español y Literatura de la Universidad Industrial de Santander. Año: 2020.
Gracias colega. Cordiales saludos